“Es de otra categoría” se escuchaba en el palco de prensa cada vez que aparecía Federico Insúa en acción, en los primeros minutos de partido en cancha de Temperley.
Y sí. Es verdad, Federico Insúa es un jugador de primer nivel para cualquier equipo de primera división, entonces no deja de ser lógico que marque esa diferencia jugando en el torneo de segunda.
Esto que parece una obviedad muy grande..., no lo es para estos tiempos que corren en Independiente. ¿Por qué? Porque el propio Independiente también es de otra categoría y posee jugadores que en su gran mayoría también están un escalón por encima de los que integran otros planteles de la B Nacional, pero muy pocas veces (por no decir casi nunca) lograron demostrarlo en toda la primera rueda del campeonato.
Y ahí está la diferencia entre Insúa y el resto, porque a Pocho le bastó nada más que una semana de entrenamientos y unos pocos minutos en cancha, no solo para mostrar su habilidad, inteligencia y elegancia, sino para además, hacer que Parra, Montenegro y Pisano hayan jugado el mejor primer tiempo en ofensiva que Independiente mostró en muchísimo tiempo.
¿Cuánto hacía, por ejemplo, que no veíamos un gol como el de Pisano, con una jugada perfecta y un pase preciso para la definición?
Y allí es entonces donde se mueren los argumentos de aquellos que pedían a gritos “un número 9”. Porque cualquier “9” para hacer goles necesita ser abastecido.
Ahora bien, hasta acá miramos el vaso medio lleno. Y cuando nos tenemos que referir a la mitad vacía, una vez más debemos mirar de mitad de cancha hacia atrás. Es quizás la parte más difícil de explicar, porque los fundamentalistas del resultado van a decir que Diego Rodríguez pasó largamente los 800 minutos sin goles en contra, aunque los que vemos a Independiente sabemos que si bien el rendimiento defensivo mejoró con el correr de los partidos, dista todavía de ser el ideal. De hecho Rodríguez tapó tres jugadas que pudieron haber puesto en ventaja a Brown.
Vallés y Velázquez cumplieron. Mancuello aportó más en ataque que en defensa.
Y Tula… Tula además de ser el más flojo de los cuatro, se fue expulsado, dejando otra vez al equipo expuesto al enorme riesgo de no ganar un partido que tenía en el bolsillo desde los 15 del primer tiempo, porque desde su expulsión, (cando ya no estaba Pisano en cancha) Independiente sacrificó a Insúa y se dedicó solo a defender la ventaja. (Cualquier similitud con Morel, no es coincidencia).
Es verdad también que tuvo una clarísima contra que Miranda definió mal, para estar a tono con casi todo lo que viene haciendo Lolo en los últimos tiempos…
De hacer un ranking de las 3 mejores cosas que nos dejó la tarde, podemos decir:
1) Se ganó.
2) Volvió “El Pocho”
3) Se jugó el mejor primer tiempo que le vimos a este equipo en mucho tiempo, al menos de mitad hacia adelante.
Ahora a esperar el reencuentro con la gente en el Libertadores de América, ojalá con otro triunfo y con el crédito absolutamente abierto a este equipo 100% Made in De Felippe.
Y sí. Es verdad, Federico Insúa es un jugador de primer nivel para cualquier equipo de primera división, entonces no deja de ser lógico que marque esa diferencia jugando en el torneo de segunda.
Esto que parece una obviedad muy grande..., no lo es para estos tiempos que corren en Independiente. ¿Por qué? Porque el propio Independiente también es de otra categoría y posee jugadores que en su gran mayoría también están un escalón por encima de los que integran otros planteles de la B Nacional, pero muy pocas veces (por no decir casi nunca) lograron demostrarlo en toda la primera rueda del campeonato.
Y ahí está la diferencia entre Insúa y el resto, porque a Pocho le bastó nada más que una semana de entrenamientos y unos pocos minutos en cancha, no solo para mostrar su habilidad, inteligencia y elegancia, sino para además, hacer que Parra, Montenegro y Pisano hayan jugado el mejor primer tiempo en ofensiva que Independiente mostró en muchísimo tiempo.
¿Cuánto hacía, por ejemplo, que no veíamos un gol como el de Pisano, con una jugada perfecta y un pase preciso para la definición?
Y allí es entonces donde se mueren los argumentos de aquellos que pedían a gritos “un número 9”. Porque cualquier “9” para hacer goles necesita ser abastecido.
Ahora bien, hasta acá miramos el vaso medio lleno. Y cuando nos tenemos que referir a la mitad vacía, una vez más debemos mirar de mitad de cancha hacia atrás. Es quizás la parte más difícil de explicar, porque los fundamentalistas del resultado van a decir que Diego Rodríguez pasó largamente los 800 minutos sin goles en contra, aunque los que vemos a Independiente sabemos que si bien el rendimiento defensivo mejoró con el correr de los partidos, dista todavía de ser el ideal. De hecho Rodríguez tapó tres jugadas que pudieron haber puesto en ventaja a Brown.
Vallés y Velázquez cumplieron. Mancuello aportó más en ataque que en defensa.
Y Tula… Tula además de ser el más flojo de los cuatro, se fue expulsado, dejando otra vez al equipo expuesto al enorme riesgo de no ganar un partido que tenía en el bolsillo desde los 15 del primer tiempo, porque desde su expulsión, (cando ya no estaba Pisano en cancha) Independiente sacrificó a Insúa y se dedicó solo a defender la ventaja. (Cualquier similitud con Morel, no es coincidencia).
Es verdad también que tuvo una clarísima contra que Miranda definió mal, para estar a tono con casi todo lo que viene haciendo Lolo en los últimos tiempos…
De hacer un ranking de las 3 mejores cosas que nos dejó la tarde, podemos decir:
1) Se ganó.
2) Volvió “El Pocho”
3) Se jugó el mejor primer tiempo que le vimos a este equipo en mucho tiempo, al menos de mitad hacia adelante.
Ahora a esperar el reencuentro con la gente en el Libertadores de América, ojalá con otro triunfo y con el crédito absolutamente abierto a este equipo 100% Made in De Felippe.
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